En la media luna de cemento y flotando entre las luces de colores te acercaste con esa sonrisa dibujada por el viento de la noche; tu mano acarició mi espalda y tus pupilas secuestraron mi cara...venías a protegerme de la lluvia y yo solo quería empaparme de ti, nada me importaba, el mundo no me tocaba, solo estabas tú!
Giraste y te marchaste con la piel de mis manos, el ritmo de tu voz teñía la luna de pigmento azul y mi alma se llenaba de tu exquisita luz.
Un alma llena de luz siempre perdura.
ResponderEliminarUn saludo.